Temperatura de servicio
A lo largo de los años hemos ido aprendiendo que los vinos tienen una temperatura determinada para beberse, que no es por capricho ni por snobismo, sino que tiene que ver con lograr la armonía de todos los componentes del vino que va más allá de su correcta elaboración.
Nos vamos a manejar entre los 8/10° y 18/20° C dependiendo del tipo de vino del que se trate, blanco, rosado o tinto y del estilo ya sea joven o añejos, haya pasado o no por barrica de roble y/o tenga los taninos más o menos marcados.
Dentro de esta temperatura porque por debajo de la misma las moléculas odoríferas no se volatilizan y los aromas no se desprenden y por ende no logramos percibirlos y las papilas gustativas se anulan, se adormecen y de esta manera no podemos sentir los distintos gustos. Por encima de la máxima los aromas pierden armonía y pasa a ser un conjunto de olores donde va a predominar el alcohol.
De los tres componentes básicos que tiene el vino, acidez, alcohol y taninos van a sentirse exacerbados según sea la temperatura en que lo estamos tomando.
A menor temperatura vamos a notar que la acidez y los taninos se van a exacerbar, o sea sentirse más de lo que lo notaríamos en su punto justo.
Todo lo contrario ocurre con el alcohol que cuanto mayor es la temperatura más lo vamos a notar, incluso a niveles que nos parezca un vino alcohólico cuando en realidad no lo es.
Debido a esto es que tomamos lo vinos blancos más fríos, dentro de la mínima, en busca de la acides que le proporciona esa frescura natural al vino.
Los rosados los tomaremos un poco por encima de esa temperatura. Porque ya no buscamos tanta frescura y además presenta taninos.
Y en cuanto a los tintos los vamos a tomar a una temperatura superior, que va a estar entre los 15 y 18/20 dependiendo de si es un vino joven o un vino añejo con paso por barrica. Esto se debe a que los tinto presentan una importante cantidad de taninos que como veíamos antes a mayor temperatura estos se hacen más agradable al paladar.
Por todo esto y como dijimos al principio, beber el vino en la temperatura adecuada no es capricho ni snobismo, es poder disfrutar el vino en su máxima expresión.